Por mucho tiempo se le llamó enfermedad del hueso navicular, encasillando el problema solamente al hueso navicular.
Hoy el síndrome navicular se refiere a una condición degenerativa dentro del aparato navicular, el cual incluye múltiples estructuras como el hueso navicular, los ligamentos que lo soportan, la bolsa navicular y al tendón flexor digital profundo, el cual cruza detrás del hueso navicular, para insertarse en la tercera falange (ver foto)
Sin embargo modernos estudios han puesto en la mira la «inocencia» del hueso navicular que vendría a ser víctima del mal funcionamiento del flexor profundo quien al perder su estructura original comienza a operar como «una lija» del hueso navicular.
En la siguiente foto observamos como opera el flexor profundo sobre el hueso navicular.
Amarillo Tendón Flexor Profundo -Nº 4 Hueso Navicular Nº 3 Tercera Falange – Nº 8 Ranilla – Nº 9 Cojinete digital
Es necesario para arribar a alguna conclusión sobre la importancia del hueso navicular en el origen del síndrome navicular, es necesario establecer como funciona el casco (y por ende la estructura de la cual el navicular es parte) en el movimiento del equino.
El Dr. Bowker de la Universidad Estatal de Michigan, (que ha centrado su estudio en los cascos naturalmente formados, esto es sin la intervención del herrador o el veterinario) ha determinado que el «primer impacto con los talones» es la condición principal para la adecuada función del casco y, más importante aún, para el buen desarrollo de éste.
Explicándolo de una forma sencilla, cuando el casco impacta en el suelo primero con sus talones, la pared se expande y la suela o palma cóncava desciende, lo cual aumenta el volumen del estuche córneo de una forma considerable.
Este cambio repentino de volumen crea un vacío que succiona la sangre dentro del casco, este flujo de sangre no sólo sirve para nutrir los tejidos vivos del casco, sino que también actúa como un importante amortiguador hidráulico del impacto. Esto crea confusión con lo que tradicionalmente se ha enseñado, que consideraba la ranilla como una bomba de presión que al comprimirse en el impacto impulsa la sangre hacia la parte superior del casco, considerando además que las venas de las extremidades no poseen válvulas antirretorno.
De cualquier manera que se explique, lo importante es que hoy día sabemos con seguridad que los cascos colaboran en la circulación sanguínea y en la absorción del impacto.
Con los conocimientos actuales podemos decir que la compresión de la ranilla no es una función aislada, sino que forma parte de todo un proceso que se produce en el casco, lo que implica la expansión y deformación de la pared, el descenso de la suela, el desplazamiento de la tercera falange dentro del casco y el posterior retorno de todas las estructuras a su posición y forma original; que todo este proceso se produzca de forma armónica y equilibrada es lo más difícil de conseguir.
El Dr. James Rooney del Colegio Americano de Patólogos Veterinarios se ha especializado en el estudio de los cambios del hueso navicular.
Se sabe que caballos con cambios en el hueso navicular pueden ser totalmente asintomáticos, mientras que caballos sin cambios aparentes en el navicular presentan cojeras severas y dolor en la zona posterior del casco. Se ha asumido durante mucho tiempo que lo que primero ocurre es el daño en el hueso navicular, ya sea por alguna lesión o enfermedad degenerativa, falta de riego sanguíneo o como resultado de la reacción del organismo frente a presiones exageradas, no naturales o desequilibradas.
A pesar de que lo anterior es en parte correcto, a la luz de los conocimientos actuales podemos considerar esta teoría de la enfermedad degenerativa como errónea.
Siguiendo esta teoría, se ha afirmado durante mucho tiempo que el dolor del síndrome navicular sería causado por la fricción del TFP (Tendon Flexor Profundo) sobre la superficie del ya dañado hueso navicular, pensado que el roce con la superficie rugosa o áspera del hueso es lo que causaría el daño en el tendón.
Sin embargo en miles de biopsias realizadas, el Dr. Rooney encontró que el fibrocartílago alrededor del TFP y el hueso navicular estaban siempre dañados si es que el hueso navicular estaba afectado. Por el contrario no encontró ¡ni un solo caso! en el que hubiera un daño inicial del hueso y los tejidos del tendón flexor profundo estuvieran sanos. ¡Ni un solo caso en miles de biopsias!
Esto demuestra que el orden en el que se produce el daño es:
Primero se afectado el fibrocartílago alrededor del hueso navicular ( como comienza cualquier artrosis), después se ven afectados los fibrocartílagos alrededor del TFP, seguidamente el propio TFP y finalmente el hueso navicular es dañado por la superficie rugosa que se genera en el TFP.
¿ Cómo ocurre el daño ? ha sido una eterna interrogante . El Dr. Rooney reprodujo el impacto del casco al tocar el suelo en una máquina de laboratorio, utilizando para ello extremidades de caballos muertos. Cuando este primer impacto era con las pinzas del casco logró simular el proceso que da inicio al remodelado del hueso navicular. En una descripción simple vemos que durante el desplazamiento normal (primer impacto con los talones), el TFP comienza a aumentar su tensión según va desplazándose todo el miembro del caballo hacia delante sobre el casco, hasta que el casco abandona el contacto con el suelo (punto de salida o de quiebre) en cuyo momento el casco se flexiona hacia atrás y el TFP se relaja.
Sin embargo si el primer impacto es con la pinza del casco, es necesario que el TFP esté contraído para que se produzca esta forma de contacto con el suelo, seguidamente y de una forma brusca se produce el impacto del talón lo que aumenta de una forma brusca la tensión sobre el TFP, que se verá nuevamente incrementada en el siguiente desplazamiento de todo el miembro por delante del casco y nueva partida del mismo.
Diagnóstico.
- Para el diagnóstico hay que observar la presencia de los signos clínicos (cojera, posturas anti álgicas, etc).
- Se puede realizar diferentes exámenes para aumentar la cojera y evaluar el tipo de ésta.
- Para localizar el área de dolor se puede bloquear con anestesia local los nervios palmar digital lateral y medial a nivel de cuartilla. Este método es menos específico que al anestesiar directamente dentro de la articulación del casco.
- Frecuentemente al bloquear la mano de la cual claudica el caballo, éste empieza a claudicar de la otra, ya que como se dijo antes, hay normalmente dolor en ambas manos.
- El próximo paso es identificar la zona lesionada, que puede ser el hueso navicular, los ligamentos que lo sostienen, la bolsa navicular o el tendón flexor digital profundo que se inserta en la tercera falange.
- Los exámenes a realizar son radiografía, ecografía y como una muy buena ayuda pero también muy cara, la resonancia nuclear magnética.
De esto se desprende que el navicular por si sólo es inocente de las claudicaciones de un equino deportivo y ello explica que habiendo tantas placas con naviculares con su estructura deteriorada, el equino sea asintomático ya que el flexor profundo (recordar que tanto ligamentos como tendones se regeneran cada seis meses) ha recobrado su estructura correcta dejando de ejercer una presión inadecuada sobre el hueso navicular.
Como dice el Dr. Nelson Pinto, cuyo artículo hemos reproducido mayoritariamente junto a las conclusiones del Dr. Hugo Schmeisser Rettig,
«……. en lugar de pensar que una pieza del engranaje perfectamente evolucionado con la ayuda del buen Dios ha fallado, deberíamos plantearnos en que hemos fallado nosotros o que responsabilidad directa e indirectamente nos atañe, antes de culpar a un pequeño hueso que sólo ha tratado de funcionar de la mejor manera posible en las peores condiciones que le podemos ofrecer.